El efecto Magnus

¿Quién no ha visto un balón de fútbol tomar un efecto magnífico en el aire, i.e. el famoso chanfle?

Eres Roberto Carlos jugando para la selección brasileña de 1997 y de repente, gracias a tu tiro y a la física, has convertido al balón en un frisbee.

Bueno, ese gol no se debió precisamente a la larguísima corrida que hiciste antes de patear el balón, sino más a la mecánica de fluidos, la estructura del balón y, no menos cierto, a la rotación que lograste imprimirle. Un alienígena bien podría decir que nadamos en aire, y por tanto, al movernos necesariamente desplazamos el aire a nuestro alrededor. Lo mismo sucede entonces con el balón, sin embargo, el balón va rotando sobre sí mismo, lo que hace que el aire se desplace también con su rotación. Esto quiere decir que la velocidad del fluido (el aire) será distinta conforme avanza y rota el balón, pero entonces, ¿cómo afecta esto a la trayectoria del balón? El llamado efecto Venturi (explicado con la ecuación de Bernoulli) nos dice que la presión del aire será menor en aquellos puntos donde la velocidad del fluido es mayor y viceversa, por lo que la resultante de todas las fuerzas sobre el balón, debida a la presión del fluido, será una fuerza que tienda a desplazar al balón en una dirección perpendicular a las líneas de corriente, y precisamente, en la dirección en la que la presión es menor.

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En tu caso, Roberto Carlos, el balón ha girado en un eje que se mantuvo casi vertical, lo que ha producido ese arco hacia la portería que dejó frío al portero francés.

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