Canto XXX de El Infierno en La Divina Comedia

Estando otra vez en casa, tengo a mi alcance bastante libros que muchos considerarían básicos pero que yo jamás leí. Entre éstos está La Divina Comedia, de Dante Alighieri.

En particular, me encuentro en el Canto XXX de El Infierno, del cual me ha encantado el final:

Yo estaba escuchándoles atentamente, cuando me dijo mi Maestro: — Sigue, sigue contemplándolos aún, que poco me falta para reírme de ti.

Cuando le oí hablarme con ira, me volví hacia él tan abochornado, que aún conservo vivo el recuerdo en mi memoria: y como quien sueña en su desgracia, que aun soñando desea soñar, y anhela ardientemente que sea sueño lo que ya lo es, así estaba yo, sin poder proferir una palabra, por más que quisiera excusarme; y a pesar de que con el silencio me excusaba, no creía hacerlo así.

Con menos vergüenza habría bastante para borrar una falta mayor que la tuya —me dijo el Maestro—: consuélate; y si acaso vuelve a suceder que te reúnas con gente entregada a semejantes debates piensa en que estoy siempre a tu lado, porque querer oír eso es querer una bajeza.

Por supuesto se requiere un poco de contexto para entender a qué va esta cita. Como sea, La Divina Comedia es una obra que uno puede gastarse la vida pensando en ella.

No comments:

Post a Comment